sábado, 3 de octubre de 2020

EL LADRON DE MEDIAS

 Por M. Magdalena Sabella

Ilustraciones de Natalia Leticia Szücs

            Las medias siempre fueron un tema en mi familia. Se perdían, reaparecían, se mezclaban y ahí comenzaba nuevamente el ciclo de nuevo de pérdida y recuperación.

            Yo creo que eran un objeto sobre el que nos había caído una especie de hechizo o conjuro. No era solo de mi familia íntima, también había episodios que las tenían como protagonistas entre mis tías.

            Mamá siempre contaba del día en que la tía fue al colegio con su uniforme color verde  de sweater, pollera y medias tres cuarto, pero con una media azul y otra verde. Dice que la tía se pasó toda la mañana buscando a mi mamá, o sea su hermana, que como era más chica y estaba en primaria llevaba uniforme color azul. La tía estaba segura de que si ella tenía una media de cada color seguramente mi mamá tendría el mismo problema, pero no. Cuando finalmente se encontraron mi mamá tenía sus dos medias azules y la tía tuvo que pasar el resto de la jornada de clase con una media de cada color. No hubo nadie en toda la escuela que no se enterara de la confusión. Hacían fila los chicos para verla, y reírse también. Un verdadero papelón.

        

            Nosotros vivíamos en un departamento chiquito; no teníamos balcón, ni patio, ni lavadero. Por eso mamá lavaba la ropa y subía tres pisos para colgarla en la terraza del edificio. Para no hacer tantos viajes cada vez que subía llevaba una tanda de ropa mojada y bajaba una de ropa seca. La cosa es que cada vez que bajaba con la pila de ropa seca siempre faltaba una media. Ella decía que seguro había quedado colgada en la soga. Así esperábamos al día siguiente que alguien subiera a bajar la ropa y cuando no aparecía pensábamos que estaba entre la ropa sucia. Pero las medias perdidas tardaban semanas enteras en aparecer. A veces mamá juntaba dos medias blancas de distinto par y te armaba un par nuevo de dos medias de distinta marca pero el mismo color. Yo, mientras que no fuera una futbolera y otra zoquete, me la bancaba. Pero igual  tenía mi propia teoría. Para mí el lavarropas tenía un compartimiento secreto donde quedaban atrapadas ciertas medias en algún momento del ciclo de lavado, podían estar ahí por meses hasta que algún día durante otro ciclo de lavado el aparato las escupía de nuevo adentro del tambor con la ropa que se lavaba ese día.

                Tanto lío se armaba con las medias que un día papá se fue a trabajar con una media azul y otra negra. Por suerte como llevaba pantalones largos nadie más que él notó la diferencia. No sé si todavía seguiría trabajando en esa empresa de gente seria si aquel día lo hubieran visto con las medias alternativas.

                Mi hermano tenía otra hipótesis sobre nuestro problema. Él decía que las medias se volaban de la terraza. Es verdad que era un lugar donde solía haber mucho viento pero era raro que las medias se volaran y nunca aparecieran en una casa vecina o en la calle.  Qué tan lejos podrían viajar volando unas medias…lo más probable hubiera sido que cayeran de la soga al piso, tendríamos que haberlas encontrado desparramadas por ahí. Eso nunca sucedía. En casa las medias desaparecían por un  tiempo pero un día milagrosamente resucitaban y te las encontrabas en tu cajón, aunque ahí notabas que habías perdido otra.

                El abuelo desarrolló otra teoría. Decía que mamá perdía las medias en su camino a la terraza: “Hay que subir tres pisos con dos baldes que desbordan de ropa -decía él-, lo más probable es que se le caigan por el camino y luego la encargada del edificio las encontrará al barrer o limpiar el ascensor y las pondrá con la basura”. También descarté su teoría, las medias en algún momento volvían a la familia, claro que con diferencia de semanas o meses.

                Nunca se nos ocurrió pensar que existiera un ladrón de medias, porque si hubiera existido tal persona se habría llevado las medias de a dos, el par completo. Para que querría alguien llevarse una media de cada color, de cada talle, de cada modelo. ¡Ni que existiera un coleccionista de medias! De ser así se las llevaría y nunca más las devolvería, a menos que estuviera haciendo una investigación sobre las medias de mi familia. Yo no lo creía.

                Pero eso era exactamente lo que nos pasaba. Ibas al cajón donde guardabas tus medias y encontrabas una verde, una azul, una roja, una larga, una corta, una de lana, una de algodón y en el medio de esa maraña tenías que buscar dos parecidas para poder salir a la calle sin llamar la atención.




                La única que no tenía problema con las medias era mamá, porque ella usa esas medias largas que están unidas en la cintura (medibacha, can can) nunca sé bien cómo se llaman, pero por eso ella o tenía las medias o no las tenía. Nunca se quedaba como los demás hombres de la casa con una media sí y la otra no. A lo mejor por eso no le preocupaba el tema, como a mí y a  mi hermano que cansados de las pérdidas decidimos hacer una investigación.

                Para nuestra pesquisa arrancamos comprando un par de medias. Llegamos a casa y lo guardamos en el cajón con su bolsa original. Al día siguiente mi hermano estrenó el par de medias, yo iba anotando en un cuaderno todo lo que sucedía con ellas desde su introducción en la casa. Al regreso de la escuela se las sacó y las puso en el cesto de la ropa sucia. Me tuve que quedar plantado al lado del cesto hasta que mamá vino a buscar la bolsa de la ropa sucia para lavar. Yo no podía despegarme de esa bolsa, tenía que chequear en qué momento del recorrido las medias desaparecían. Y así fue como descubrí que mientras mamá metía la ropa en el lavarropas Coco, nuestro perro, se revolcaba entre la ropa sucia para salir corriendo con una media en la boca mientras mamá se concentraba en medir y poner el jabón en la máquina.



                Lo vi clarito, con mis propios ojos. Se llevaba una, o dos o más, dependiendo del mayor o menor tiempo que mamá tardara en meter la ropa en la lavadora y las escondía en su canasto, debajo de su mantita. Se ve que las masticaba un rato, o las olía, o no sé para qué las usaba porque ponérselas no era su objetivo. Así como se las llevaba sin que nadie se diera cuenta, también las devolvía en otra ocasión en que alguien se concentraba en la tarea de meter y sacar del lavarropas. Y así se completaba el ciclo, no el del lavado, sino el del recorrido de las medias por mi casa, desde su ingreso hasta su desaparición y su misteriosa recuperación.

                Ahí entendimos por qué se les hacían agujeros a nuestras medias aunque fueran nuevas. Eran agujeros pequeños, que tampoco eran de polilla, ¡eran de los dientes del perro! Y también comprendimos por qué a veces recuperabas una media que tenía un olor raro, rancio, pero que no era olor a pata, o por lo menos no el de la transpiración de un ser humano, ¡era el de la saliva del perro!

                Todos me felicitaron en casa por haber resuelto el misterio de las medias. Yo estoy tan entusiasmado que creo que cuando sea grande voy a estudiar para detective. El único que no se puso contento con mi descubrimiento fue Coco, porque ya no puede robar más medias. Igual le voy a comprar unos juguetes nuevos que seguro le van a gustar. Y cuando las medias que tengo puestas estén viejitas, se las voy a regalar para que juegue a morderlas y a esconderlas en su canasto guarida.







9 comentarios:

  1. Que hermoso cuento!!!!!!!! Gracias de parte de Mateo,Alma y sole!!!!

    ResponderBorrar
  2. A Tahi le gustó mucho. Dice que lo hizo pensar en las travesuras de su gatita!!!!

    ResponderBorrar
  3. Magdalena
    Gracias por el cuento, lo lei con mama
    bes0













    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Hola Francisco!! Que bueno que pudiste leer el cuento con tu mamá! En este mismo blog también publiqué el cuento de Mariano y la oscuridad que seguro te va a gustar. Después contame! Beso!!

      Borrar
  4. Felicitaciones, Magdalena! Armaste un hermoso cuento a partir de un hecho trivial.Lindísimo!Gracias!

    ResponderBorrar
  5. Felicitaciones Magda !!! Muy divertida la historia y a quien no le paso eso. Por muchos cuentos mas !!!!

    ResponderBorrar
  6. Felicitaciones Magda !!! Muy divertida la historia y a quien no le paso eso. Por muchos cuentos mas !!!!

    ResponderBorrar
  7. Algunas diferencias con los cuentos anteriores:elegiste la 1ra persona y un nivel de lengua acorde, coloquial con enunciados más largos. La conexión con las ilustraciones hace el todo.
    Sigan creando así!

    ResponderBorrar