Por M. Magdalena Sabella
Ilustraciones de Natalia Leticia Szücs
Las
medias siempre fueron un tema en mi familia. Se perdían, reaparecían, se
mezclaban y ahí comenzaba nuevamente el ciclo de nuevo de pérdida y recuperación.
Yo
creo que eran un objeto sobre el que nos había caído una especie de hechizo o
conjuro. No era solo de mi familia íntima, también había episodios que las
tenían como protagonistas entre mis tías.
Mamá
siempre contaba del día en que la tía fue al colegio con su uniforme color
verde de sweater, pollera y medias tres
cuarto, pero con una media azul y otra verde. Dice que la tía se pasó toda la
mañana buscando a mi mamá, o sea su hermana, que como era más chica y estaba en
primaria llevaba uniforme color azul. La tía estaba segura de que si ella tenía
una media de cada color seguramente mi mamá tendría el mismo problema, pero no.
Cuando finalmente se encontraron mi mamá tenía sus dos medias azules y la tía
tuvo que pasar el resto de la jornada de clase con una media de cada color. No
hubo nadie en toda la escuela que no se enterara de la confusión. Hacían fila
los chicos para verla, y reírse también. Un verdadero papelón.
Nosotros
vivíamos en un departamento chiquito; no teníamos balcón, ni patio, ni
lavadero. Por eso mamá lavaba la ropa y subía tres pisos para colgarla en la
terraza del edificio. Para no hacer tantos viajes cada vez que subía llevaba
una tanda de ropa mojada y bajaba una de ropa seca. La cosa es que cada vez que
bajaba con la pila de ropa seca siempre faltaba una media. Ella decía que
seguro había quedado colgada en la soga. Así esperábamos al día siguiente que
alguien subiera a bajar la ropa y cuando no aparecía pensábamos que estaba
entre la ropa sucia. Pero las medias perdidas tardaban semanas enteras en
aparecer. A veces mamá juntaba dos medias blancas de distinto par y te armaba
un par nuevo de dos medias de distinta marca pero el mismo color. Yo, mientras
que no fuera una futbolera y otra zoquete, me la bancaba. Pero igual tenía mi propia teoría. Para mí el lavarropas tenía
un compartimiento secreto donde quedaban atrapadas ciertas medias en algún
momento del ciclo de lavado, podían estar ahí por meses hasta que algún día
durante otro ciclo de lavado el aparato las escupía de nuevo adentro del tambor
con la ropa que se lavaba ese día.
Tanto
lío se armaba con las medias que un día papá se fue a trabajar con una media
azul y otra negra. Por suerte como llevaba pantalones largos nadie más que él
notó la diferencia. No sé si todavía seguiría trabajando en esa empresa de
gente seria si aquel día lo hubieran visto con las medias alternativas.
Mi
hermano tenía otra hipótesis sobre nuestro problema. Él decía que las medias se
volaban de la terraza. Es verdad que era un lugar donde solía haber mucho
viento pero era raro que las medias se volaran y nunca aparecieran en una casa
vecina o en la calle. Qué tan lejos
podrían viajar volando unas medias…lo más probable hubiera sido que cayeran de
la soga al piso, tendríamos que haberlas encontrado desparramadas por ahí. Eso
nunca sucedía. En casa las medias desaparecían por un tiempo pero un día milagrosamente resucitaban
y te las encontrabas en tu cajón, aunque ahí notabas que habías perdido otra.
El
abuelo desarrolló otra teoría. Decía que mamá perdía las medias en su camino a
la terraza: “Hay que subir tres pisos con dos baldes que desbordan de ropa
-decía él-, lo más probable es que se le caigan por el camino y luego la encargada
del edificio las encontrará al barrer o limpiar el ascensor y las pondrá con la
basura”. También descarté su teoría, las medias en algún momento volvían a la
familia, claro que con diferencia de semanas o meses.
Nunca
se nos ocurrió pensar que existiera un ladrón de medias, porque si hubiera
existido tal persona se habría llevado las medias de a dos, el par completo.
Para que querría alguien llevarse una media de cada color, de cada talle, de
cada modelo. ¡Ni que existiera un coleccionista de medias! De ser así se las
llevaría y nunca más las devolvería, a menos que estuviera haciendo una
investigación sobre las medias de mi familia. Yo no lo creía.
Pero
eso era exactamente lo que nos pasaba. Ibas al cajón donde guardabas tus medias
y encontrabas una verde, una azul, una roja, una larga, una corta, una de lana,
una de algodón y en el medio de esa maraña tenías que buscar dos parecidas para
poder salir a la calle sin llamar la atención.
La
única que no tenía problema con las medias era mamá, porque ella usa esas
medias largas que están unidas en la cintura (medibacha, can can) nunca sé bien
cómo se llaman, pero por eso ella o tenía las medias o no las tenía. Nunca se
quedaba como los demás hombres de la casa con una media sí y la otra no. A lo
mejor por eso no le preocupaba el tema, como a mí y a mi hermano que cansados de las pérdidas
decidimos hacer una investigación.
Para
nuestra pesquisa arrancamos comprando un par de medias. Llegamos a casa y lo
guardamos en el cajón con su bolsa original. Al día siguiente mi hermano
estrenó el par de medias, yo iba anotando en un cuaderno todo lo que sucedía
con ellas desde su introducción en la casa. Al regreso de la escuela se las
sacó y las puso en el cesto de la ropa sucia. Me tuve que quedar plantado al
lado del cesto hasta que mamá vino a buscar la bolsa de la ropa sucia para
lavar. Yo no podía despegarme de esa bolsa, tenía que chequear en qué momento
del recorrido las medias desaparecían. Y así fue como descubrí que mientras
mamá metía la ropa en el lavarropas Coco, nuestro perro, se revolcaba entre la
ropa sucia para salir corriendo con una media en la boca mientras mamá se
concentraba en medir y poner el jabón en la máquina.
Lo
vi clarito, con mis propios ojos. Se llevaba una, o dos o más, dependiendo del
mayor o menor tiempo que mamá tardara en meter la ropa en la lavadora y las escondía
en su canasto, debajo de su mantita. Se ve que las masticaba un rato, o las olía,
o no sé para qué las usaba porque ponérselas no era su objetivo. Así como se
las llevaba sin que nadie se diera cuenta, también las devolvía en otra ocasión
en que alguien se concentraba en la tarea de meter y sacar del lavarropas. Y así
se completaba el ciclo, no el del lavado, sino el del recorrido de las medias
por mi casa, desde su ingreso hasta su desaparición y su misteriosa
recuperación.
Ahí
entendimos por qué se les hacían agujeros a nuestras medias aunque fueran
nuevas. Eran agujeros pequeños, que tampoco eran de polilla, ¡eran de los
dientes del perro! Y también comprendimos por qué a veces recuperabas una media
que tenía un olor raro, rancio, pero que no era olor a pata, o por lo menos no
el de la transpiración de un ser humano, ¡era el de la saliva del perro!
Todos
me felicitaron en casa por haber resuelto el misterio de las medias. Yo estoy
tan entusiasmado que creo que cuando sea grande voy a estudiar para detective.
El único que no se puso contento con mi descubrimiento fue Coco, porque ya no
puede robar más medias. Igual le voy a comprar unos juguetes nuevos que seguro
le van a gustar. Y cuando las medias que tengo puestas estén viejitas, se las
voy a regalar para que juegue a morderlas y a esconderlas en su canasto
guarida.
Que hermoso cuento!!!!!!!! Gracias de parte de Mateo,Alma y sole!!!!
ResponderBorrarA Tahi le gustó mucho. Dice que lo hizo pensar en las travesuras de su gatita!!!!
ResponderBorrarMagdalena
ResponderBorrarGracias por el cuento, lo lei con mama
bes0
Hola Francisco!! Que bueno que pudiste leer el cuento con tu mamá! En este mismo blog también publiqué el cuento de Mariano y la oscuridad que seguro te va a gustar. Después contame! Beso!!
BorrarFelicitaciones, Magdalena! Armaste un hermoso cuento a partir de un hecho trivial.Lindísimo!Gracias!
ResponderBorrarFelicitaciones Magda !!! Muy divertida la historia y a quien no le paso eso. Por muchos cuentos mas !!!!
ResponderBorrarFelicitaciones Magda !!! Muy divertida la historia y a quien no le paso eso. Por muchos cuentos mas !!!!
ResponderBorrarAlgunas diferencias con los cuentos anteriores:elegiste la 1ra persona y un nivel de lengua acorde, coloquial con enunciados más largos. La conexión con las ilustraciones hace el todo.
ResponderBorrarSigan creando así!
Gracias Chuni!!!!!
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